Vivir para trabajar o trabajar para vivir. Ese es el dilema que solemos enfrentarnos cada vez que llega el momento de hacer un balance de lo realizado a lo largo del año. Y esto, en gran parte, depende mucho de la posición del empleado. Si es casado, por ejemplo, es posible que se ponga en la postura de aquel que vive para trabajar. Por el contrario, si es soltero, tal vez piense que trabajar para vivir y, por lo tanto, tiene menos ataduras a los compromisos. Por lo tanto, mayor flexibilidad para el cumplimiento de sus metas personales o profesionales.
En la realidad cotidiana del mercado laboral todos están expuestos a convertirse en workaholics, es decir, adictos al trabajo. Y este período suele ser un tiempo para efectuar un balance de lo realizado durante el año. Algunos están focalizados en terminar lo pendiente; otros en preparar las vacaciones. "La regla sigue siendo la misma de siempre: priorizar. Antes lo hacíamos diaria, semanal, mensual o anualmente en una agenda en la que tachábamos lo que ibamos concretando; ahora hay aplicaciones de Android o de iPad que nos permite hacer lo mismo", indica a LA GACETA Waldemar Serrano Burgos, CEO de Dragonfly Coaching Group.
Según el experto, el tiempo de balance personal es igual al de las empresas que en octubre suelen planificar lo que harán el año entrante; en noviembre, presentan sus proyectos o lo ponen a consideración de los directorios y en diciembre, finalmente, saben si son aprobados, antes de licenciar al personal e iniciar la nueva etapa. De la misma manera, señala Serrano Burgos, cada uno de los trabajadores debe preparar su propia agenda; de lo hecho, de lo postergado y hasta de lo que pretende hacer luego de las vacaciones. Y, en ese proceso, sugiere lo siguiente:
• Tomarse un tiempo para pensar qué es lo que desea de la vida y por qué.
• Reconocer cuáles son sus fortalezas y cómo está utilizándolas para transformar su vida.
• Comprender que todos tomamos miles de decisiones diarias, que si, al menos, tomamos una diferente diariamente, ya con esa simple acción, estamos haciendo algo para cambiar o modificar las conductas laborales, profesionales o personales.
• Identificar lo que está sintiendo, para saber en dónde estás en ese momento y qué es lo que necesita para saber cuáles son sus opciones reales.
• Preguntarse, si no tuviera limitaciones para ejecutar cual o tal tarea, ¿cuál sería el escenario ideal? ¿Qué necesitaría? ¿Qué podría hacer diariamente para llegar a ese escenario?
Hay otras dos cuestiones que también son fundamentales a la hora de realizar los balances anuales: celebrar los logros y tratar de manejar el estrés. En ese aspecto, Serrano Burgos explica que celebrar las metas alcanzadas durante el año contribuye a mejorar la autoestima, más allá del reconocimiento o no de los otros. "No sólo da energías para el presente, sino que también nos predispone a sumar otras metas para la próxima etapa", sostiene.
A su vez, para el control del estrés es fundamental establecer aquellas prioridades. "Suele suceder que en este período del año se sumen varias tareas o proyectos a la vez y uno deba decir qué hacer para cumplirlos. En este aspecto, una salida es acercarnos a nuestros jefes o supervisores y preguntarles cuáles son los trabajos que requieren más prioridades, de tal modo de trazar las responsabilidades debidas", expresa el experto.
Pantallazos
A veces es necesario mirar el vaso medio lleno cuando de balances se trata. Al momento de hacer un inventario sobre las lecciones de vida, las cosas que hemos aprendido, que tal si en vez de ver todas las tristezas, angustias, molestias, dificultades y dolores, vemos como la vida nos dio la oportunidad de crecer, madurar, fortalecernos, reflexionar sobra las cosas importantes de la vida, en fin una coyuntura de crear un mejor futuro, señala el especialista consultado por nuestro diario.
Lo importante de este proceso no es el de echar culpas a otras personas, agarrar un "látigo" y darte en la espalda por que no se logró, ya que eso en su momento si no se materializaron, es que no era el momento adecuado, plantea Serrano Burgos. La idea principal es el poder utilizar nuestra inteligencia espiritual y reconocer que hemos crecido, como individuo y lo colectivo, acota.
El coaching puertorriqueño sostiene que los emprendedores son el mejor espejo para mirar cuánto cuesta alcanzar los objetivos. "Ellos se caen mil veces y todo el mundo los observa como que pierden dinero y tiempo. Eso es falso; los que fuimos emprendedores sabemos que invertimos el tiempo y que cada día que pasa lograremos un conocimiento adicional. Eso se llama experiencia", dice.
En los tiempos de balance, no hay que castigarse demasiado; siempre es posible volver a empezar porque la persistencia y la consistencia es lo que lleva al éxito en cualquier orden de la vida, finaliza Serrano Burgos.